Tengo 44 años, y vengo de una ciudad pequeña en Ecuador llamada Ambato. Desde los 8 años, me despertaba muy temprano para ver las carreras de la Fórmula 1. No sé por qué, pero me encantaba el sonido de los coches y la competitividad de los pilotos.

Emigré a los EE. UU. buscando educarme de mejor manera. Quería aprender turismo, era viajando y conociendo lugares. Entonces me enlisté en el servicio naval de los EEUU, conociendo culturas y personas que llevaré por siempre.

El tiempo me fue alejando me fue alejando de los sueños que tuve de niño, hasta mirando la TV me encontré nuevamente con la Fórmula 1. Comenzó una nueva etapa otra vez, me adentré en los coches, en sus trazados, en la cultura del deporte, y un día dije: me voy… Era hora de cumplir mi sueño.

Por primera vez, viajé a un evento de Fórmula Uno y cometí todos los errores posibles. Todo salió de cabeza: malos hoteles, malos boletos al evento, la transportación caótica y no sabía ni dónde comer. Un total fracaso. Pero cuando entré a esa pista, todo cambió… se cumplía algo que anhelé toda la vida.

La adrenalina de vivir en primera persona la F1 es única e irrepetible. Por eso hoy me dedico a mejorar esta experiencia para muchas personas que comparten esta pasión conmigo.